Marcar los límites y hacer que los niños respeten y asuman las
normas es muy importante para su desarrollo emocional, afectivo y social, ya
que la disciplina no está reñida con el cariño y el afecto.
Las mamás y los papás, nunca deben afrontar con dudas o miedo la
imposición de unas normas y unos límites a su pequeño. No deben sentirse
culpables, ni pensar que el niño se va a
traumatizar por ello ni a interpretarlo como una falta de cariño por parte de
sus progenitores. Todo lo contrario. El niño para sentirse seguro necesita
sentir a la vez, a sus padres fuertes ante los retos que él debe ir superando.
Ser unos padres fuertes no debe interpretarse como unos padres
severos, ya que imponer límites y normas nunca conlleva el ser severos con los
hijos, sino consecuentes a la sociedad donde el niño debe integrarse y
desarrollarse como persona, y a la vez,
es un intento de hacer comprender al niño la necesidad de respetar las normas
para tener una convivencia pacífica, solidaria y respetuosa con su entorno
tanto social como natural.
Las normas se aprenden y asumen comprendiendo el límite de cada
acto con la reacción de los demás.
Por ejemplo: ¿Es inquieto en la
mesa a la hora de alimentarse? Aunque entre los 1 y 3 años, es pronto para
enseñarle «buenas costumbres», no lo es para limitar ciertos comportamientos
cuando come:
-
¿Quiere
coger él solo la comida con la cuchara y al no coordinar bien, lo tira todo por
la mesa? Este es el mejor momento, para que los papás establezcan sus
reglas a la hora de comer. Por ejemplo, se ha de estar tranquilo, con las
mirando para el plato, con las manos en la mesa y atendiendo cómo hay que
utilizar los cubiertos. Hay que procurar no mancharse, limpiarse con la servilleta tras comer y
coger el vaso de agua con cuidado de no verter sobre él o la mesa, el agua…
Todo esto es un clásico para hacer comprender las reglas a la hora de la
comida. Y la mayoría de las veces, es una dura prueba para los padres que deben
llenarse de paciencia.
Pero…¿Cómo hacerlo? Con
tranquilidad, sin gritos ni castigos; pero con el firme propósito de que, hasta
que no haya acabado la papilla, el pequeño no podrá bajar de la silla ni jugar
con su cochecito o cualquier otra cosa que desee hacer mientras come.
Pero estar sentado a la mesa, no
significa que haya que estar serios o enfadados, y por supuesto, no significa
que no se deba reír y pasarlo bien. De hecho, la hora de la comida ha de ser un
momento para el encuentro y disfrute de los comensales. Por lo que, si hay que
cantarle canciones mientras come o se le da de comer, por supuesto que no
anulan el efecto que quieres conseguir ya que el juego es una de las mejores
herramientas para mostrar y hacer comprender las reglas a los más pequeños. Lo
más normal, es que en cada juego tenga sus reglas y se basen en unas normas.
-
¿No
quiere acostarse a su hora de dormir? Los
padres deben saber de la importancia para el niño de unas horas de descanso
para el sueño, y que la transgresión de un horario no debe convertirse en una
costumbre.
Un buen método para que el niño comprenda la norma de ir a
descansar a su hora cada noche, es ofrecerle pequeños rituales que le ayudaran
a dormir: contarle un cuento cuando está en la cama, cantarle una canción,
arroparle y darle un beso de buenas noches, etc. Pero ¡ojo!, siempre haciéndole
comprender que será un solo cuento, o una sola canción, o la regla que cada
padres crean más favorable para la consecución de los objetivos: que el niño comprenda
que es la hora de dormir y que este momento también tiene sus reglas. Por lo
que, si una vez contado el cuento, etc, no se consigue convencerle, se hace
necesario apagar la luz sin ningún tipo de duda y tomar una postura determinada
e inflexible. Aunque suponga para los padres, volver a llenarse de paciencia y
perderse su programa preferido de TV o postergar su propio trabajo para más
tarde. Pero nunca se debe consentir que el niño salga de la cama y vuelva a
jugar o ver la TV con los adultos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario